Hoy he recibido un correo de agradecimiento por parte de la Presidenta ejecutiva de la Fundación donde comparto maravillosos momentos con muchas personas. En el texto se agradecía mi participación en un proyecto compartido con muchas personas voluntarias, con el fin de acompañar a mujeres, víctimas de violencia de género, a retomar y ser las protagonistas de su vida para que pudieran iniciar un nuevo camino de ilusión, esperanza y vida.
En este proyecto hemos participado muchas personas con distintas realidades y visiones pero a las que nos une la confianza en la fuerza de las personas. Cada una de nosotras acompañamos y ayudamos desde nuestra posición, desde lo que podemos aportar. A la vez, se nos facilita devolver a las personas que formamos la sociedad parte de lo que hemos recibido de ella.
En mi caso, hace alrededor de tres años inicié un proyecto personal y profesional donde la persona era el centro de mi labor. Mi visión era que todas las personas tuvieran acceso a metodologías y herramientas que ayudaran en su crecimiento y desarrollo tanto personal como profesional y, que a la vez, alcanzaran bienestar en sus vidas.
Después de casi tres años de incordiar, de enredar, de buscar espacios y colaboraciones, de realizar propuestas, parte de esta visión se ha cumplido. Gracias, entre otras entidades, a Fundación Integra y a sus trabajadoras, que han confiado en propuestas diferentes de trabajo con personas estamos siendo capaces de aportar nuestra pequeña ayuda y colaboración para que mujeres que vivían en la oscuridad vuelvan a sonreir, que les brillen los ojos y lloren, por ilusión y no pena, cuando hablan de su futuro, que se fijen objetivos y luchen por ellos.
Enormemente agradecido de poder colaborar con estas mujeres que me han demostrado tanto y de las que he aprendido que la personas siempre mantenemos nuestra llama encencida, solo hay que compartir, escuchar, confiar y el fuego se reavivará.